Bajo el signo de abril,

con la piel a la intemperie

Escribo

Escribo porque es catártico, psicodrenante, disentérico, emético, liberador y sanador, me permite “mirar”. Lo terrenal está todo aquí y se “ve”…

Yo quiero “La Mira”

- La mujer de abril -

jueves, 25 de octubre de 2012

Crisálida de Emiliano Antonioni.

                                              Emiliano Antonioni, artista plástico de Pampatar, isla de Margarita



Escribí esto a propósito de celebrar junto a mis amigas poetisas en septiembre pasado. el
"1er Encuentro Intercontinental del Club de las Poetisas", el encuentro se acompañó de un hermoso suplemento ilustrado bellamente por Emiliano; la imágen que acompaña este texto fue la imágen central y motivo de la reunión.


La Crisálida Mujer, es una mariposa inquieta en gestación, símbolo del alma en un cuerpo que muchas veces ha sido prisión, deseosa de evasión, libertad y redención. Traspasando el velo que la protege (el capullo que alberga la Crisálida), urgida de la necesidad de franquear las puertas de su «torre» en la esperanza de saciar su «sed de cielo»

Trepanar el velo que separa sus dos mundos como poetisa, los límites entre el arte y la vida, la carne y el espíritu. El alma de poeta intentando romper las ligaduras que la unen a la materia; y así  transformar, mediante su arte, lo imaginado, de modo que parezca real, a veces derrochando sensualismo y vitalidad; otras liberando su propia alma para que, exenta de la corteza que la recubre, se embriague de la verdad de la Naturaleza. 

La Crisálida como espacio de reflexión en donde se sea capaz de purgar el alma, suerte de himen que divide los espacios celeste y  terrenal de la mujer, la imagen de la evolución de la oruga a la crisálida y de ésta a la mariposa: metamorfosis, alma, enajenación, resurrección y ascenso de lo terrenal a lo divino, representando el ciclo de la vida a la muerte, y viceversa, bajo el gobierno de la todopoderosa Naturaleza.

... y como dice Sonia Chocrón , poeta venezolana:

FIESTA

Para hacerme mujer nueva he aprendido
a amar sin lacerarme
la mustia castidad de mis temores
a orar con las nubes en el pecho lleno de calma
encendida de fervores
y a esperar que el libro de la vida me disponga
un final como una fiesta.



un final como una fiesta, si.

Emilia,
25/10/2012



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Emilia Lee