Todos los años cuando llegaba el mes de agosto y con el las ansiadas vacaciones escolares Papá nos llevaba en esos días de verano a Maracay desde La Guaira , donde vivíamos, a la casa de mi abuela.
Allá vivían nuestros queridos afectos y con la abuela mi Hermano Cheo, quien es un chico diferente al resto de mis hermanos, ya que sus genes distraídos en la multiplicación y división celular embrionaria decidieron configurarse en el en forma de Trisomìa 21 mejor conocido como Síndrome de Down; y como los tiempos que rodaban por aquellos dias eran los 60´s, y el conocimiento, manejo y educación de estas personas no estaban tan “claros” como hoy en día, luego de un consenso familiar se decidió que mi hermano mayor tendría mejores oportunidades de todo tipo si crecía en el ambiente familiar numeroso en miembros, alegre y diverso de la casa de la abuela paterna -Mi abuela Mercedes- como efectivamente y por fortuna ocurrió.
Cheo creció rompiendo todos los pronósticos esperables comentados por médicos y la "ciencia" de la época, tanto que en definitiva fue un chico “muy pilas” sanito , amoroso y muy inteligente. Tenía y tiene siempre muy buen humor, divertido en la infancia nos jugó siempre las mil bromas en las cuales todos caíamos como tontos; solo compartíamos con el en vacaciones escolares, navidad y cualquier dia festivo, los cuales en su compañía fueron adorables.
Una de sus bromas divertidas era meternos miedo, nos hacía cuentos de fantasmas y aparecidos justo cuando entraba la noche, hacía ruidos, se quedaba callado a ratos mientras hacía sus relatos para aumentar la tensión y el thriller, pelaba el par de ojos y Ahhh!!! Inesperadamente pegaba un grito, tras lo cual salíamos todos corriendo llamando a la abuela para que nos salvara de aquellos espantos en los rincones.
El momento de mayor suspenso y sudores fríos ocurría en horas de la madrugada, cuando por efectos del frío nos moríamos de las ganas de orinar y teníamos que dirigirnos de las habitaciones al baño, el cual quedaba al fondo de la casa teniendo que cruzar aterrorizados, el largo e interminable, zaguán del caserón. Recuerdo que la odisea era compartida colectivamente entre hermanos y primos, ya que ninguno se atrevía a quedarse solo en el cuarto, y con Cheo a la cabeza salíamos en expedición al urinario, todos agarrados en cadeneta, nadie quería ser el último de la fila, queriendo realizar la cruzada de la mano de Cheo para sentirnos seguros ante cualquier eventualidad fantasmal.
Lo mas grueso era el paso a través de la sala, pues, en la misma había una cortina, que en la oscuridad absoluta lucía como un fantasma gigante cubriendo la pared. Asi, pues era ese su momento dilecto, asegurándonos que detrás de la cortina habitaban los muertos y que si veíamos hacia ella saldrían y nos llevarían al mas allá; en ese instante la cadeneta se dispersaba y todos corríamos despavoridos para alcanzar el baño donde mas de uno llegaba hecho aguas. El regreso al cuarto era bajo la misma tensión, al siguiente dia contábamos nuestra experiencia a Mamá o a los tíos y siempre teníamos la misma respuesta: -Eso les pasa por tomar tanta agua antes de acostarse; y mi abuela: - Dejen a los muertos en paz.
Cuánta nostalgia por esa casa de mi abuela Mercedes y lo vivido y compartido alli en mis horas de infancia, una casa mágica que ya no existe, tan solo en mi recuerdo; el terreno fue vendido hace muchos años y hoy en día en su lugar construidos unos locales comerciales. Pero les juro que aunque físicamente no esté alli, todavía los fantasmas moran por sus rincones.
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Mi hermano "CHEO" |
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Con mi Tía Alfonsina |
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Los Lee Blanco de la Mariño Sur |
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La Abuela Mercedes Blanco |
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Aglay, Yulan,Vivian, Oliver, January, Paco en "La Baranda"de la Casa de la Abuela en la Mariño Sur |