Entre ciruelos amarillos
a un salto del patio,
el hueso tierno del verde me
florece amapolas
tú eres el pico del pespés
sorbiendo el jugo
y -sin saberlo-
yo, la madurez de la
ciruela,
de verde y amarillo
encarnado;
el nudo del centro
abrigando olores.
SU PUBIS DE LA NOCHE
Para ser cuerpo de tu memoria
me volví pistilo de tu flor
corola me hice entre los
fuegos de tu alma
y el perfume habló por la
desnudez de la espina
y la brea santificó el dolor
de la hincada en la corteza
y supe que el árbol es un
don
por donde el cielo florece
la contención de la nube
y nos muestra el pubis de la
noche y su esplendor
Nómbrame pájaro
y me alzaré en la pluma de
lo escrito
para ser verso de lo
imposible
verbo de lo consanguíneo
del sustantivo la dignidad
en el sudor
la piel impalpable del
adjetivo en el latido de la frase
oración viva que en el
párrafo se abre el escote de lo amado
en perfecta prosa
todo intento para atrapar lo
inasible
y poesía es la tentación de
no hallarte
en el lugar donde habitó la
estrella
LOS PÁJAROS
Tan ingenuos los pájaros
no saben cuándo van a morir
Viven de rama en rama
vuelan de un árbol a otro
y dejan sobre las flores la
eternidad de su trino
No sienten pena de nada
pasan y lo dejan todo en el
aire
No se enteran que ya su
tiempo pasó
que el mundo comienza más
allá de la hoja
en el lugar donde se borra
el tallo
Un día se van y no regresan
y dejan su carta de olvido
en el adiós del nido.
Del libro NOLVIDO
FUE DE VERSO
Dijo
compañía
y
se iluminó en árbol
como
quien vio nacer estrella
y
corrió hecha lágrimas donde sorbe el tucusito
y
se hizo nudo en su extensión entre el tronco y la rama
Murió
de verso
adiós
odorancia
cerró
el pétalo su iluminación
beso
dijo la flor del flamboyant
La
casa se abrió como una puerta del cielo
y
habló la memoria de Dios que nada sabe de olvido
y
supo del parpado el cerezo y del ardor el granado
De
verso murió la flor
aunque
yo siga viviendo.
LA LUZ
De amanecer cantó la paloma
apartó la estela y se fue de adiós
Dijo “silencio” su vuelo
“no te vayas” susurró el nido
y de lo alto de la rama la miró el vacío
Si te vas
déjame el regreso
O llévame
donde habita el nombre secreto de la luz
Del libro NOLVIDO
O llévame
donde habita el nombre secreto de la luz
Del libro NOLVIDO
Del Tiempo....
Un tiempo exacto donde las miradas
se desnuden de sus viejos artificios
y empiecen a nombrarse los actos
sin que las palabras renieguen de su origen y su signo.
Un tiempo de horas vacías
donde la fruta se deshaga en ciega odorancia,
los órganos dialoguen con el verbo,
conjuguen su tiempo con el alma
y la compañía adquiera su unidad absoluta.
Un tiempo de limpio firmamento
con su péndulo afirmando los eclipses
desafiando los abismos.
"El verdadero amor no deja huellas
camina silencioso y se marcha
se va y deja la puerta abierta
para que el viento barra los pasos muertos
y todo quede, como al principio, sin mancha"
(De la sinopsis de MEMORIAS DE JAPÓN de Rodolfo Rodríguez)
El eco y la voz
En la habitación de la infancia
hubo siempre un eco y una voz
el eco era yo
la voz mi muerte
Nunca supe cual se marchó primero
O si alguna vez hicieron unidad
y se marcharon juntos
Lo que sí sé
es que ninguno de los dos fue eterno
o por lo menos firme
como la palabra del poeta
Construcción de lo ajeno
Todo cuanto soy
-si algo he sido-
es don ajeno
Mi madre y las luciérnagas
que mis noches iluminan
fueron siempre el polvo de mis alas
Tuve un relámpago
un cielo mínimo donde repatriar mis sueños
y un río turbio entre el corazón y el cerebro
cuyas aguas bebieron la sangre de los muelles
Así he visto que todo cuanto soy
ha sido ante nada construcción del otro
o por lo menos un fracasado intento
por no volver a ser yo
El agua de la lluvia
El agua que bebí vino del cielo
-desde el techo rodaron las estrellas-
y la habilidad de madre dispuso vasijas aceradas
para que los peces imaginaran su fondo y su cielo
su luz y su noche
y no se entretuvieran tragándonos a bocados.
Los amores truncos
He conocido un ángel y un relámpago
y una vocación perpetua por los amores truncos
A cada caricia que mi mano dio
le sobrevino el arrullo del peñazco
Ha sido pues piedra y greda mi vida
arena movediza entre alas calcareas
A cada tarde agónica le sucede su noche precaria
un amanecer anónimo
y un mediodía de fiesta
Eso sí
tuve alma y luna por noche
y el plumaje justo del regreso
En la habitación de la infancia
hubo siempre un eco y una voz
el eco era yo
la voz mi muerte
Nunca supe cual se marchó primero
O si alguna vez hicieron unidad
y se marcharon juntos
Lo que sí sé
es que ninguno de los dos fue eterno
o por lo menos firme
como la palabra del poeta
Construcción de lo ajeno
Todo cuanto soy
-si algo he sido-
es don ajeno
Mi madre y las luciérnagas
que mis noches iluminan
fueron siempre el polvo de mis alas
Tuve un relámpago
un cielo mínimo donde repatriar mis sueños
y un río turbio entre el corazón y el cerebro
cuyas aguas bebieron la sangre de los muelles
Así he visto que todo cuanto soy
ha sido ante nada construcción del otro
o por lo menos un fracasado intento
por no volver a ser yo
El agua de la lluvia
El agua que bebí vino del cielo
-desde el techo rodaron las estrellas-
y la habilidad de madre dispuso vasijas aceradas
para que los peces imaginaran su fondo y su cielo
su luz y su noche
y no se entretuvieran tragándonos a bocados.
Los amores truncos
He conocido un ángel y un relámpago
y una vocación perpetua por los amores truncos
A cada caricia que mi mano dio
le sobrevino el arrullo del peñazco
Ha sido pues piedra y greda mi vida
arena movediza entre alas calcareas
A cada tarde agónica le sucede su noche precaria
un amanecer anónimo
y un mediodía de fiesta
Eso sí
tuve alma y luna por noche
y el plumaje justo del regreso
Lo no borrado
Este traje que cruje y expone el peligro
fue siempre la carne de mis deseos perdidos
apenas ayer era viva piel de ovejo
pluma de gavilán, floración de roble
Los años pasan, ruedan las hojas secas
pero el camino sigue allí intacto
no se borra
Como no se borra tu arrullo ni el pan de tus manos
Las ventanas del hospicio
Por qué habría de importarme la lucidez
si de la insanía he hecho mi cordura
por aquella sé que no tengo otra cosa
más que unos pocos episodios oscuros
y por esta algunos recónditos parajes desolados
En el fondo o en la superficie
siempre el reo que somos
lanza papeles rotos
por las ventanas del hospicio
La oración infamante
Para qué andarse por las ramas
-tembloroso como un pájaro-
si lazo y jaula son más seguros que los puertos
por qué no ceñirse a tu cuello
o colgarse de tus labios
como una oración infamante
por qué quieres y lo pretendes todo
y vives como las olas adelgazándose en la orilla
si es basto el océano y lo circundan las aves
El viento viene y lo revuelve todo
y aún las pesadas mesas
y los frágiles libros que sobre ellas reposan
hacen mutis y esperan la tempestad
cerrados como ostras ante el fragor del empuje
![]() |
Rodolfo Rodríguez |
Del libro Razón de la Intemperie
¿Qué hacer con estos cielos apedreados
con estos ojos enfermos
que nada saben de arrullo
con esta inquietud de lagartijo
que se vuelve bosque secreto vano follaje en el estupor del espino?
¿Qué -ahora que el viento arrecia-
y la transparencia hace cuitas entre los molinos de tus brazos
entre las mortajas de nomeolvides y el almizcle de los moluscos?
Ahora cuando el mar pronuncia su inmensidad ciega
entre las sábanas de la memoria
y su monólogo me lava los pies
justo cuando yo evado de la sal la blancura
los cristales rotos del tiempo ido
cuando las olas dormían en el patio y el alma cabía en un caracol
y andaba uno con su casa de paquidermo en los albores del puerto
armando sueños entre castillos y tumbas
y yo te pensaba en la caricia menor bajo un sol que los techos eluden
en el infierno del mediodía y la nada del destierro
sentado allí en la caverna de tus ancas
oliendo almejas
hartándome con la sabrosura de tus ostras
y la levedad azogada de la liebre
Son razones y vacíos
soledades apenas hechas frases en los requiebros del paisaje
inutilidades de la sobretarde sobre la caricia muerta
Hablo de ti arrullo
y viene desde el espacio impalpable
el agua torpe con su muerte ovillada
a preguntar quién soy por qué me he ido
borrado del camino como un polen de la nada
con estos ojos enfermos
que nada saben de arrullo
con esta inquietud de lagartijo
que se vuelve bosque secreto vano follaje en el estupor del espino?
¿Qué -ahora que el viento arrecia-
y la transparencia hace cuitas entre los molinos de tus brazos
entre las mortajas de nomeolvides y el almizcle de los moluscos?
Ahora cuando el mar pronuncia su inmensidad ciega
entre las sábanas de la memoria
y su monólogo me lava los pies
justo cuando yo evado de la sal la blancura
los cristales rotos del tiempo ido
cuando las olas dormían en el patio y el alma cabía en un caracol
y andaba uno con su casa de paquidermo en los albores del puerto
armando sueños entre castillos y tumbas
y yo te pensaba en la caricia menor bajo un sol que los techos eluden
en el infierno del mediodía y la nada del destierro
sentado allí en la caverna de tus ancas
oliendo almejas
hartándome con la sabrosura de tus ostras
y la levedad azogada de la liebre
Son razones y vacíos
soledades apenas hechas frases en los requiebros del paisaje
inutilidades de la sobretarde sobre la caricia muerta
Hablo de ti arrullo
y viene desde el espacio impalpable
el agua torpe con su muerte ovillada
a preguntar quién soy por qué me he ido
borrado del camino como un polen de la nada
Muestra de Poesía
(Del libro Liebre de la noche)
PIEDRA UMBROSA
Soy el mismo manso animal
que se bebió tus aguas
y tú
eres tú
única
piedra umbrosa
hez de lo bello construida
Tú
todas
ramas de un mismo árbol roto
NADA VISIBLE
¿Qué diferencia
a mi corazón
de tu vuelo?
Nada visible nada terrestre
Mis tristes ramas
hacen fuego de esta muerte
y vuela en tu adentro
antes de morir de frío
el pájaro de la rama ausente
LOS YERROS DELA ROSA
Erró la rosa el quieto perfume
los deleites de la piel demudaron en porosidades
los deseos
cuesta abajo sobre el río
se lanzaron por los acantilados
Se sucedieron las estaciones
Iguales la primavera y el verano
lluvia y desierto pares de una misma inflorescencia
Se hartó la naturaleza de las plantas y las piedras
EL CIELO DE LOS FELICES
Murió de noche
en sereno eclipse menguante
Como fuego de artificio
su sangre recorrió el cielo
Algo dijo de mansa oscuridad
algo de inquieta sombra
Iba ciega
reclamaba los falsos papeles del quebranto
hablaba de veloces liebres trastocadas por el rayo
Murió de noche
bajo el bello cielo de los felices
BESO CIRCUNCIDADO
Ensayo mis artificios
me vuelvo topo
hez del pozo
Consagro
mi beso circuncidado
sobre la paz del lirio
GLADIOLO
¿Cómo nombrarte en la esbeltez del gladiolo?
¿En la lengua
en la caricia
cómo atizarte
viva ofrenda del fuego?
¿Cómo
Inevitable paloma de mi lecho
negarte
si en la pluma de tu ala extendida fui temblor?
GUSANO AMARILLO
En su desnudez de lirio
la oruga sueña su ala enferma
celebra en la flor terrestre
la fragancia póstuma del beso
ensaya los amarillos de la montaña
los espacios del silencio
y el color supremo de los cuerpos celestes
Su precavido instinto adivina en el lecho
la rosa exacta donde la espina se eriza
Ella sí sabe de intentos
(Del libro Razón de Intemperie)
El Arrullo
Qué hacer con estos cielos apedreados
con estos ojos enfermos que nada saben de arrullo
con esta inquietud de lagartijo
que se vuelve bosque secreto
Hablo
y viene desde el espacio impalpable
el agua torpe con su muerte ovillada
a preguntar quién soy por qué me he ido
borrado del camino como un polen de nada
La intemperie
Hacer cuentas de la intemperie
de las nadas paliar las herramientas
las apoyaduras del fracaso
Construir sobre los cadillos el reparo
el friso de las nuevas construcciones
Serse uno
asir la máscara
vestir la persona
El río
Crece
desde el lecho refulge
ardoroso
como el sudor del lirio
Tiemblan las piedras todo vuelve a ser luz
el agua brilla desde su otra esencia
Los cielos deslucen de los espejos
y nada solo el río habla del relámpago
Regresa sobre el árbol viene y lo golpea
y vuelve a ser verde el sentido;
por momentos apunta la gema
se curva en el abrazo la rama
se quiebra y cae
y en su soledad me nombra
de pura alma
en lo alto iluminado
como una circuncisión
La indecible
Del cielo tú la indecible
de cuerpo no de palabra perfecta
dime de esta longitud ¿qué quieres?
¿Alas o pecho?
¿o la pluma infinita de la espera?
A ti nada te fue ajeno
y lo que sobra en el lecho
son sudores y almizcle
La Abeja
En la espina del torso
ungida por las enredaderas del lecho
la abeja succiona la dulzura en la tetilla
Un lago de mercurio la desnuda
y derrama sus estrellas en la tarde hundida
Herido de paisajes y frutos
viene el rayo a colgar su furia
como un ratón en la trampa
La muerte dibujada
Lloverá sobre esta muerte dibujada
antes de que se abra el día y el relámpago se deshoje
Inútil la corbata se descuelga del perchero
La ventana abre su ojo El pájaro picotea la fruta
La tinta viva extiende su aliento
calca un mapa el agua derramada
La lluvia bebe del vaso de las soledades
su justa porción de pájaro y cielo
Y se detiene el mundo en su intimidad mínima
sin otro latido que esta alma de pez
aullando sobre la sangre oxidada
El verso
Inaudible
como un armario vacío
donde alguien guarda sus nadas
y se regocija del olor sin mancha de la madera quieta
vive
solitario
como un trazo que cae al fondo y hace aguas
el verso
El caracol
Digo cerezo por probar dulzor
oveja por señalar nube
Caracol quieto entre los lirios dime
tu casa en soledad ¿quién la habita?
¿un rumor?
¿una playa con dientes de león?
La luna se baña en su aplauso de plumas
y ya sea en forma de espectro o de ola
la sábana se extiende en su fulgor
junto a los pies mansos del niño
El talento
Aquí
donde el calco de yeso de mi sexo
celebra su derrota
-infinta como la mirada de un retrato
cuyo original el viento olvidó-
Aquí
en la plaza
donde la luna reparte habitaciones a los amantes
sin hojas sin ramas todo raíz
te ofrendo la flor ciega
de mi talento
(Del libro Don de Oficios)
DON DELA SANGRE
Del raro principio de la nervadura
de la sangre
nos viene este acento
¿No es acaso un lujo de los genes
un legado de la estirpe
un don asumido desde la braza y la ceniza?
En cada paso que doy hallo un argumento
y en cada página del cuerpo esbozo mi escritura
DON DELA LENGUA
Ahora que te dibujo el vientre
la tinta se esmera en declinar verbos
en construir un tiempo y una luz en ruinas
Todo tiene el acento de las lenguas muertas
el aliento de las peripecias marchitas
Ahora que te dibujo el vientre
las noches se vuelven oscuras estrechas calles vacías
amordazadas en mis torpes labores manuales
DON DEL OLVIDO
Los vientos te espantaron el rostro
ahora vives del olvido de los pájaros
del aire vives
como el amor y las aves
A ratos
-cercana al espíritu de la rama y el fuego-
Vuelve a oírse tu voz entre los ardores de la leña
Mañana
-entre mis escritos de espino-
regresarás intacta en la loza excavada
DON DELA RESURRECCIÓN
Cada palabra suya era un pozo dulce
una laguna verde de sangre de nogal
Años después
la tabla de la mesa hizo memoria
y floreció por un instante ante mis ojos su verdor
DON DELA VEJEZ
Todo este paisaje tiene fin
Ayer en procesión
las hormigas sepultaron al viejo canario
su trino se quedó en mi memoria
junto a madre aquella noche de julio
cuando el sol se quiebra en su plato de añil
aún duele el amarillo de su ala
DON DEL ABRAZO
Entre una rama y otra rama
el vuelo traza distancias imposibles
Todo tiene el peso del ave minúscula
el soporte del aire indeciso
o el quejido inoportuno del abrazo
DON DELA AUSENCIA
¿Quién se despide
y va de espaldas
y deja en el espejo
su reflejo?
¿Quién te habita
para consolarse
habitación de ser
habitación de estar?
DON DELA UBICUIDAD
Un hábito de mudanza
abre y cierra la puerta
¿Quién se va?
¿Qué se va?
¿Quién retorna?
¿Qué permanece?
Se fue lo que queda
el viaje infinito
la eterna mudanza
DON DEL SALUDO
En una calle saludo a alguien
otra nada
¿Qué hago calle?
¿Y tú qué haces allí tan sola?
En esta noche no esperes más transeúntes
Sólo yo calle
como tú
me atrevo a cruzar este vacío
DON DEL CANTO
Una mitad de mí es nido
la otra pájaro
ando entre el ala y las hierbas
y todo yo soy trino
(Del libro Sagrado pájaro nacional y otros poemas)
LA
FOTOGRAFÍA
Pelo
Antiguo pelo mío
retina de ojo de pájaro
con alas de oro y portada de libro disecado
mi pelo de piña de cangrejo y vuelta de caracol
levántate y ruge
como el viejo lobo de aquel trasnochado celuloide
Colócate el casco de gladiador romano
y al emerger
sacúdete como un coro de troyanas griegas
ármate en episodios mi pelo de guerra fría
e invasión a los países bajos
gotea hacia el centro
mi pelo de cruz chorreante
ondea mis caderas ametrállame los píes
amado pelo mío de intelectual francés al borde del precipicio
de disparo de clavos a ambos lados de mi escultura
como sexos femeninos
mi pelo de los testículos en fuga hacia las montañas
siempre desnudo y vertebrado pelo mío de guerrillero
aúlla tu raza cósmica
en esta perspectiva
en la página anterior
también en todas las páginas
Las letanías del monstruo
Padre del mal
que vives bajo la lluvia
en tu casa de universo
con paredes de viento y techo de trueno
monstruo gigante y bello
-inconmensurablemente bello como todo lo grande-
Hermoso como 7 lirios sobre un charco innombrable
puro como el asesinato de un niño
atravesado por un puñal de plata
Aleluya mendigo de la nada
mirada de pantano
que en el lodo te hundiste
y a puñaladas hoy destrozas a la luna
Moluska
Allí
donde pasta el cefalópodo
la significante estrofa de lo palpitante
crudo
hormonal
una voz se retuerce en el lecho
y expira puñales
mientras se tatúa en la boca la flecha fluyente
Pobre de mí
sumergido en la oración del cangrejo
yerto bajo el cálido aliento
Mientras tú santificas la efervescencia
con ojos de diosa marina
tu nombre se despeña
en la iridiscencia del mar
Pacto con el agua
Me ilumino en la oscuridad
y aún perdiendo
gano otra sombra
un horizonte de luz donde florece otra complacencia
Pacto con el agua la más húmeda respuesta
ingiero un pozo de locura
un haz de iluminaciones
Camino por la lluvia
adivino el relámpago y el trueno
alimento las bestias
reescribo las latitudes
Amanezco en la calzada susurrando un verso
Siempre abrazado a los cielos
Ramajes de pubis de girasol
Desciende sacerdotisa universal que dislocas el firmamento
sacerdotisa que asciendes con tus cielos desnudos
sepúltame en los ramajes de tu pubis de girasol
tu pubis de orquídea de los eclipses
sacerdotisa que asciendes con tus cielos descalzos
plántame en la boca tu galaxia de fruiciones
tu esmeralda resplandeciente con los sacrificios más bellos
tatúame las formas impredecibles de tus piedras preciosas
levántame una escalera infinita
y yo anidaré tus axilas
desgranaré tu pecho
y dormiré anclado
sobre tus rosas perfectas
PIEDRA UMBROSA
Soy el mismo manso animal
que se bebió tus aguas
y tú
eres tú
única
piedra umbrosa
hez de lo bello construida
Tú
todas
ramas de un mismo árbol roto
NADA VISIBLE
¿Qué diferencia
a mi corazón
de tu vuelo?
Nada visible nada terrestre
Mis tristes ramas
hacen fuego de esta muerte
y vuela en tu adentro
antes de morir de frío
el pájaro de la rama ausente
LOS YERROS DE
Erró la rosa el quieto perfume
los deleites de la piel demudaron en porosidades
los deseos
cuesta abajo sobre el río
se lanzaron por los acantilados
Se sucedieron las estaciones
Iguales la primavera y el verano
lluvia y desierto pares de una misma inflorescencia
Se hartó la naturaleza de las plantas y las piedras
EL CIELO DE LOS FELICES
Murió de noche
en sereno eclipse menguante
Como fuego de artificio
su sangre recorrió el cielo
Algo dijo de mansa oscuridad
algo de inquieta sombra
Iba ciega
reclamaba los falsos papeles del quebranto
hablaba de veloces liebres trastocadas por el rayo
Murió de noche
bajo el bello cielo de los felices
BESO CIRCUNCIDADO
Ensayo mis artificios
me vuelvo topo
hez del pozo
Consagro
mi beso circuncidado
sobre la paz del lirio
GLADIOLO
¿Cómo nombrarte en la esbeltez del gladiolo?
¿En la lengua
en la caricia
cómo atizarte
viva ofrenda del fuego?
¿Cómo
Inevitable paloma de mi lecho
negarte
si en la pluma de tu ala extendida fui temblor?
GUSANO AMARILLO
En su desnudez de lirio
la oruga sueña su ala enferma
celebra en la flor terrestre
la fragancia póstuma del beso
ensaya los amarillos de la montaña
los espacios del silencio
y el color supremo de los cuerpos celestes
Su precavido instinto adivina en el lecho
la rosa exacta donde la espina se eriza
Ella sí sabe de intentos
(Del libro Razón de Intemperie)
El Arrullo
Qué hacer con estos cielos apedreados
con estos ojos enfermos que nada saben de arrullo
con esta inquietud de lagartijo
que se vuelve bosque secreto
Hablo
y viene desde el espacio impalpable
el agua torpe con su muerte ovillada
a preguntar quién soy por qué me he ido
borrado del camino como un polen de nada
La intemperie
Hacer cuentas de la intemperie
de las nadas paliar las herramientas
las apoyaduras del fracaso
Construir sobre los cadillos el reparo
el friso de las nuevas construcciones
Serse uno
asir la máscara
vestir la persona
El río
Crece
desde el lecho refulge
ardoroso
como el sudor del lirio
Tiemblan las piedras todo vuelve a ser luz
el agua brilla desde su otra esencia
Los cielos deslucen de los espejos
y nada solo el río habla del relámpago
Regresa sobre el árbol viene y lo golpea
y vuelve a ser verde el sentido;
por momentos apunta la gema
se curva en el abrazo la rama
se quiebra y cae
y en su soledad me nombra
de pura alma
en lo alto iluminado
como una circuncisión
La indecible
Del cielo tú la indecible
de cuerpo no de palabra perfecta
dime de esta longitud ¿qué quieres?
¿Alas o pecho?
¿o la pluma infinita de la espera?
A ti nada te fue ajeno
y lo que sobra en el lecho
son sudores y almizcle
En la espina del torso
ungida por las enredaderas del lecho
la abeja succiona la dulzura en la tetilla
Un lago de mercurio la desnuda
y derrama sus estrellas en la tarde hundida
Herido de paisajes y frutos
viene el rayo a colgar su furia
como un ratón en la trampa
La muerte dibujada
Lloverá sobre esta muerte dibujada
antes de que se abra el día y el relámpago se deshoje
Inútil la corbata se descuelga del perchero
La ventana abre su ojo El pájaro picotea la fruta
La tinta viva extiende su aliento
calca un mapa el agua derramada
La lluvia bebe del vaso de las soledades
su justa porción de pájaro y cielo
Y se detiene el mundo en su intimidad mínima
sin otro latido que esta alma de pez
aullando sobre la sangre oxidada
El verso
Inaudible
como un armario vacío
donde alguien guarda sus nadas
y se regocija del olor sin mancha de la madera quieta
vive
solitario
como un trazo que cae al fondo y hace aguas
el verso
El caracol
Digo cerezo por probar dulzor
oveja por señalar nube
Caracol quieto entre los lirios dime
tu casa en soledad ¿quién la habita?
¿un rumor?
¿una playa con dientes de león?
La luna se baña en su aplauso de plumas
y ya sea en forma de espectro o de ola
la sábana se extiende en su fulgor
junto a los pies mansos del niño
El talento
Aquí
donde el calco de yeso de mi sexo
celebra su derrota
-infinta como la mirada de un retrato
cuyo original el viento olvidó-
Aquí
en la plaza
donde la luna reparte habitaciones a los amantes
sin hojas sin ramas todo raíz
te ofrendo la flor ciega
de mi talento
(Del libro Don de Oficios)
DON DE
Del raro principio de la nervadura
de la sangre
nos viene este acento
¿No es acaso un lujo de los genes
un legado de la estirpe
un don asumido desde la braza y la ceniza?
En cada paso que doy hallo un argumento
y en cada página del cuerpo esbozo mi escritura
DON DE
Ahora que te dibujo el vientre
la tinta se esmera en declinar verbos
en construir un tiempo y una luz en ruinas
Todo tiene el acento de las lenguas muertas
el aliento de las peripecias marchitas
Ahora que te dibujo el vientre
las noches se vuelven oscuras estrechas calles vacías
amordazadas en mis torpes labores manuales
DON DEL OLVIDO
Los vientos te espantaron el rostro
ahora vives del olvido de los pájaros
del aire vives
como el amor y las aves
A ratos
-cercana al espíritu de la rama y el fuego-
Vuelve a oírse tu voz entre los ardores de la leña
Mañana
-entre mis escritos de espino-
regresarás intacta en la loza excavada
DON DE
Cada palabra suya era un pozo dulce
una laguna verde de sangre de nogal
Años después
la tabla de la mesa hizo memoria
y floreció por un instante ante mis ojos su verdor
DON DE
Todo este paisaje tiene fin
Ayer en procesión
las hormigas sepultaron al viejo canario
su trino se quedó en mi memoria
junto a madre aquella noche de julio
cuando el sol se quiebra en su plato de añil
aún duele el amarillo de su ala
DON DEL ABRAZO
Entre una rama y otra rama
el vuelo traza distancias imposibles
Todo tiene el peso del ave minúscula
el soporte del aire indeciso
o el quejido inoportuno del abrazo
DON DE
¿Quién se despide
y va de espaldas
y deja en el espejo
su reflejo?
¿Quién te habita
para consolarse
habitación de ser
habitación de estar?
DON DE
Un hábito de mudanza
abre y cierra la puerta
¿Quién se va?
¿Qué se va?
¿Quién retorna?
¿Qué permanece?
Se fue lo que queda
el viaje infinito
la eterna mudanza
DON DEL SALUDO
En una calle saludo a alguien
otra nada
¿Qué hago calle?
¿Y tú qué haces allí tan sola?
En esta noche no esperes más transeúntes
Sólo yo calle
como tú
me atrevo a cruzar este vacío
DON DEL CANTO
Una mitad de mí es nido
la otra pájaro
ando entre el ala y las hierbas
y todo yo soy trino
(Del libro Sagrado pájaro nacional y otros poemas)
ABRIL
Al adolescente que fui
Ábrete de par en par en túnica amplia perfecta
derrámate flor del roble perfume amarillo agobiante
con tu dulzura de habitación ábrete abril entre garúas
y lame aquí en el centro del mundo
la brea untada de sudores y quejidos
mírame en el pozo hundido hasta el olor del guamache
con todos mis espinos erizados
que para inventar cercos estoy hecho
junto rama tronco disimulo
evado de la flor la espina
de la axila
el almizcle
la inquietud mínima del colibrí
la misma que aletea inquieta
y sorbe
en la flor inválida
la última gota de mi nombre
De Cuchillo de adiós menguante/
Sabrá ella
-la siempre callada-
de sus otros:
los ausentes del día
yo hablo de lo andado
lo que hizo estrago en el polvo
donde la sonrisa se llama estuvo
al no está le nombran perfume
al pañuelo secreto
a la copa de licor ninguna
mientras todo continúe
todo será arreo de la vida
¿qué fue del traje azul
de la corbata roja
del retrato?
¿qué de la sonrisa que fulguraba en la estampa?
la flor caída en desgracia
el tallo roto
la hoja seca
vinieron a beber en el fuego
y habló del no regreso
el párpado dormido de la muñeca rota
te vi en lo anterior
desde la hartura
toda sepia entre el rumor de la caliza
ciega desde la mancha en el copiado
saturada en la exposición
amarilla en la disolvencia
el hongo vivo trepándose al rostro
el revelado negando los desiertos
y el otro conjugándose en participio
como para acotar lo pasado
y hacerse libreto de lo concluso
lo celado
lo imposible:
verso en ausenciaPelo
Antiguo pelo mío
retina de ojo de pájaro
con alas de oro y portada de libro disecado
mi pelo de piña de cangrejo y vuelta de caracol
levántate y ruge
como el viejo lobo de aquel trasnochado celuloide
Colócate el casco de gladiador romano
y al emerger
sacúdete como un coro de troyanas griegas
ármate en episodios mi pelo de guerra fría
e invasión a los países bajos
gotea hacia el centro
mi pelo de cruz chorreante
ondea mis caderas ametrállame los píes
amado pelo mío de intelectual francés al borde del precipicio
de disparo de clavos a ambos lados de mi escultura
como sexos femeninos
mi pelo de los testículos en fuga hacia las montañas
siempre desnudo y vertebrado pelo mío de guerrillero
aúlla tu raza cósmica
en esta perspectiva
en la página anterior
también en todas las páginas
Las letanías del monstruo
Padre del mal
que vives bajo la lluvia
en tu casa de universo
con paredes de viento y techo de trueno
monstruo gigante y bello
-inconmensurablemente bello como todo lo grande-
Hermoso como 7 lirios sobre un charco innombrable
puro como el asesinato de un niño
atravesado por un puñal de plata
Aleluya mendigo de la nada
mirada de pantano
que en el lodo te hundiste
y a puñaladas hoy destrozas a la luna
Moluska
Allí
donde pasta el cefalópodo
la significante estrofa de lo palpitante
crudo
hormonal
una voz se retuerce en el lecho
y expira puñales
mientras se tatúa en la boca la flecha fluyente
Pobre de mí
sumergido en la oración del cangrejo
yerto bajo el cálido aliento
Mientras tú santificas la efervescencia
con ojos de diosa marina
tu nombre se despeña
en la iridiscencia del mar
Pacto con el agua
Me ilumino en la oscuridad
y aún perdiendo
gano otra sombra
un horizonte de luz donde florece otra complacencia
Pacto con el agua la más húmeda respuesta
ingiero un pozo de locura
un haz de iluminaciones
Camino por la lluvia
adivino el relámpago y el trueno
alimento las bestias
reescribo las latitudes
Amanezco en la calzada susurrando un verso
Siempre abrazado a los cielos
Ramajes de pubis de girasol
Desciende sacerdotisa universal que dislocas el firmamento
sacerdotisa que asciendes con tus cielos desnudos
sepúltame en los ramajes de tu pubis de girasol
tu pubis de orquídea de los eclipses
sacerdotisa que asciendes con tus cielos descalzos
plántame en la boca tu galaxia de fruiciones
tu esmeralda resplandeciente con los sacrificios más bellos
tatúame las formas impredecibles de tus piedras preciosas
levántame una escalera infinita
y yo anidaré tus axilas
desgranaré tu pecho
y dormiré anclado
sobre tus rosas perfectas
Del tiempo
Un tiempo exacto donde las miradas
se desnuden de sus viejos artificios
y empiecen a nombrarse los actos
sin que las palabras renieguen de su origen y su signo.
Un tiempo de horas vacías
donde la fruta se deshaga en ciega odorancia,
los órganos dialoguen con el verbo,
conjuguen su tiempo con el alma
y la compañía adquiera su unidad absoluta.
Un tiempo de limpio firmamento
con su péndulo afirmando los eclipses
desafiando los abismos.
De Convite de Amar
Era la crispación del almizcle
los jugos de tu cuerpo
haciendo de mi corazón un salto de liebre
una montaña en fuego
un signo en la tormenta
tu beso aspirado en la digitación
ayer nada me importó tu sangre
la que alguna vez me acompañó
o tu aliento de animal en celo
ni tu desabrigo de ciudad en aguas
todo fue olerte
y saber que en tu piel la caricia se vuelve turbación
turgencia de espino tras el aliento del suceso
punción e hincada
herida abierta y sin vendaje
pústula que zurce la sangre vieja en la mancha nueva
¿qué pides que no pueda yo darte
dime?
¿abrigo?
¿turbación?
¿o alarido?
Nada
porque nada es lo que fue desolación
y si mis manos titilan sobre el bosque de tus oquedades
te debo el perdón de la resistencia
y el silencio de la noche traspirando su paso ciego
¿qué dices de la memoria ida?
¿qué evades entre el perfume que expira
y tu llanto que lo solicita?
Seguramente otra nada:
irte
yo
amigo mío
sigo firme a su fiel compañía
sólo el reclamo de esta memoria en ruinas
un cordón de bronce para cerrar tu entrada
y una palabra sin deuda para bendec
y digo que en el calor de su cuerpo
-andando sobre los sagrados mosaicos de su piel-
aprendí a amar la mordedura
que se inicia en el labio
y culmina en el fondo del laberinto
allí donde tus palabras huyen
y se cierran las piernas
y los ojos parpadean como un día que termina
me voy
-y si algo dejo en mi huída-
no serán sus palpitaciones
ni el almagre de su herida
dejo sólo la letra embalada
bajo el calor de la piedra
y un verso breve
-que de tan breve-
no pueda decirse
más que como fulgor del verbo
o mordido gesto del asombro
Celebrando los 45 años de vida artística de mi querido Rodolfo Rodriguez/2012 |