Bajo el signo de abril,

con la piel a la intemperie

Escribo

Escribo porque es catártico, psicodrenante, disentérico, emético, liberador y sanador, me permite “mirar”. Lo terrenal está todo aquí y se “ve”…

Yo quiero “La Mira”

- La mujer de abril -

Los amores digitales del Sr Clérambault


-Todo comenzó entre comentarios y mensajes de red social, una noche cualquiera, hace ya bastante salitre atrás.

Me contaba mi amiga mientras nos tomábamos el latte vanilla de rigor de los miércoles en la tarde en la Saint Germain.

 y prosiguió:

-Apareció en la pantalla de mi pc cuando en el hastío de las altas horas de la noche respondió a los  comentarios que hice sobre un poema de su autoría, el cual me pareció que estaba “eróticamente” bien logrado. . 

-Así se inició un breve tiempo compartido, que al final,  y como suele suceder en los espacios virtuales, terminó en desencuentro - me dijo

-¿Sabes? , continuó ella, cada noche  a manera de partido de ping-pong intercambiábamos diálogos en textos infinitos, aderezados con metáforas y comparaciones sin igual que poco a poco nos conectaron haciéndonos cómplices habituales.

-El estado cuántico, un buen día fue insuficiente, demandando que nos regaláramos una charla de pupilas, de gestos, con guiños y roces de piel a la orilla del mar. La misma finalmente se dió una tarde espléndida y salada donde almorzamos mariposas que inusitadamente nos revoloteaban en la panza, mientras sus manos de océano al tacto me regalaban el fondo del mar, con todas sus caracolas y sus corrientes marinas….

-Surgió así la convivencia en una realidad virtual, inexistente, que jamás trascendió al mundo real,  porque no era  real la intención de alguien como él ,salir de su refugio a las cotidianas y crónicas insatisfacciones del mundo afuera, del cual se evadía construyendo con poemas, notas y versos un lugar paralelo donde ocultar su soledad interior y esteparia...

Mi amiga siguió contándome que lentamente cayó en cuenta, de que era el Sr. Clérambault - el personaje motivo de la charla - un habitante de un mundo paralelo. Un tozudo, bruto e incompetente emocional, ¿alexitimico?, ignorante de él mismo, excusado de la vida en su trabajo, abducido; paradójicamente soberbio y sumiso, conocedor de letras pero sin magia, quien con una voluntad titánica vendía una imágen de él pasmosamente incoherente.

Su falta de iniciativa, su bradipsiquia y poco entusiasmo para encontrarse con ella en tiempo real, hicieron que el gozo de las escasas retozadas con sildenafil que se dieron, fueran superadas por el aburrimiento que le producía el exponerse cada noche al contacto aséptico de mensajes de texto o de messenger chat, descubriendo que su fuente de mayor placer, era via imágenes, sonidos y palabra escrita.
                                                                                                        Fotografía de Jorge Rueda

Cansada de la "metodología", un buen día mi amiga le dijo adiós….

El Sr Clérambault se conformó con continuar su vida de conveniencias, de acomodos parásitos, de ganancias secundarias, sin sobresaltos, inerte y seguro; inmerso en las apariencias sociales, regalando las sonrisas para el flash que le exigían su diaria ocupación, viviendo hipócritamente en pareja con su “pareja de cuadrito” sobreviviendo, sin el placer ni el gozo que al menos justifique la básica y común supervivencia.

Transgrediendo su libre albedrío al negarse a vivir y al despertar que vivió con ella, prefirió quedarse con su recuerdo y en la añoranza de aquellas tardes de incógnito entre sabanas prestadas compartiendo poesía, pasión y amor mientras ella le aceitaba las cincuentenarias tuercas oxidadas, recordándole además el olvidado vigor entre las piernas

En días pasados, en un nuevo cafeico y catártico encuentro, me contó que ahora ve a los lejos al Sr Clérambault en uno que otro compartir social,  que a veces lo sigue en twitter, o en las fotos de la sección social de los periódicos locales, siempre con su "sonrisa de cuadrito", a la vez que se distrae cazando amores en la web, posibles nuevas victimas digitales, fisgoneando los avatares de sus amigas quienes luciendo hilos dentales y  protésicos atributos al sol, le vuelan la imaginación haciéndole contar historias de orgasmos ilusorios  – emisiones alternantes entre tardías y precoces en el algodón de su ropa interior-  que relata como proezas amatorias y ficticias bajo los efectos de un 12 años, la tarde de los viernes de "superamigos", tan iguales e irresueltos como él.

Lo que no sabe el Sr. Clérambault es que es un erotómano, un prosélito en el arte de amar y ser amado, un enajenado mental cuyos delirios eróticos sublima con palabras, imágenes y fantasías, temeroso de contactar la realidad, haciendo de eso su pasión íntima  y secreta que nadie sospecha, y que tras su apacible y correcta postura, nadie nota. Admirador del arte erótico que folla poco y que gusta de las mujeres, pero virtuales, ya que teme en la realidad a su contacto. Refugia en su erotomanía el ostracismo autocrático, voluntario y autoimpuesto que lo ata a sus castradores paradigmas; desconociendo tal vez que su delirio erótico, probablemente lo haga pasar el resto de la vida como un pez en su pecera para finalmente terminar en una bolsa de plástico.

Antes de conocerla se escondía para morir, ahora ella ha descubierto todos sus escondites y se ha quedado sin madriguera.

Ah! si supiera el Sr. Clérambault que lo importante de morir es lo que se esta haciendo en el momento de la muerte…
Que es obsceno que muriendo le pregunten ¿qué estaba haciendo usted en el justo momento antes de este en el que está muriendo? Y caiga en cuenta de que en ese momento tuvo presente la oportunidad de amar.

“Sigo teniendo muy presente que las ocultas leyes del azar no están nada dispuestas a que le adivines su intención. Y que todo plazo se acaba cumpliendo”.diría una vez y mucho antes de morir el erotómano Jorge Rueda.

Mientras tanto El Sr. Clérambault continúa levantándose cada mañana, por el mismo lado de la cama matrimonialmente vacía y va directo al lavabo a hacer pipí  vuelve a la cama, corre la persiana para que entre la luz y bañe el sol su piel desnuda en un invariable y matinal ritual mientras los caracoles dan vueltas en su alopécica cabeza.


#Lamujerdeabril
30/10/2012




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Emilia Lee