Bajo el signo de abril,

con la piel a la intemperie

Escribo

Escribo porque es catártico, psicodrenante, disentérico, emético, liberador y sanador, me permite “mirar”. Lo terrenal está todo aquí y se “ve”…

Yo quiero “La Mira”

- La mujer de abril -

sábado, 28 de enero de 2012

La Acacia de mi jardín es una mujer...



En el jardín de La mandrágora...mi casa





En la acacia de mi jardín, 
habita un espíritu de mujer, 
la he sorprendido hoy piernas abiertas, 
gozosa al picoteo de los pájaros 
buscando semillas en su vagina.

Yace ahí parada de cabeza, 
piernas al cielo abiertas de par en par, 
desvistiéndose el otoño al frío invierno; 
negando su rostro y sus brazos al sol; 
buscando en la profundidad de la tierra, 
en sus ramas subterráneas, sus raíces, 
una señal, una respuesta 
a su soledad interior. 

Guarda sus ganas en la húmeda tierra, 
deseando jugar sus hojas al viento… 
uno que otro trino de pájaro no es canción.

De naranja se engalana sin galán en primavera, 
en la espera sin espera, 
abandonada en la estera 
que hacen las flores de sus pies al caer, 
alfombra deseosa del sudor de amantes, 
que den el rocío a cada arbusto, a cada capullo, 
a cada botón de rosa y palo de Nim, 
que en gemidos susurrantes, 
hagan de suspiros torbellinos 
de alegría y de placer.

Es una Mujer, 
la acacia de mi jardín, 
que con las piernas abiertas espera 
a que el amor llegue aventurero y forastero, 
que le de alas a su alma, 
ponga en tierra sus pies, 
y a su corazón sin cabeza



    

2 comentarios:

  1. EL TRONCO DE LA ACACIA ES TODO SEXO. TODO MANANTIAL DE MUJER SEDIENTA.
    NO ES CASUALIDAD QUE ESTÉ ALLÍ, SUS PIERNAS ABIERTAS.
    ME RECUERDA ESA MUJER QUE AL SOL HABITA EN SUS POEMAS.
    Y A LA LUNA SUSURRA MELODÍAS DE APARÉO. RASGA EL VELO DEL VIENTO SUS CANTOS DE SIRENA.

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  2. TENER EL CORAZON LLENO DE METAFORAS PARA VER LA REALIDAD QUE TU RAZON DISTORSIONA

    Ser consciente o no de vivir en medio de metáforas –las que nos inculcan o las que podamos crear- es comparable a percibir tu propia calle con la actitud habitual o con la de un fotógrafo. Salir con la cámara con la intención de fotografiar las calles del propio barrio, los parajes y paisajes, el mar, el amanecer o el atardecer,los árboles, bosques y montañas,permite percibir unos detalles que sin esta intención pasarían desapercibidos y obviados por la rutina.
    Así, pues, detectar y descifrar metáforas ajenas y, más aún, elaborar las propias, es un buen ejercicio para convertir lo habitual en inhabitual, lo conocido en sorpresa.

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Emilia Lee