En verano la madera tiene sed de arder
y en su máximo yang, como charnela,
muta el fuego celeste en la tierra
cumpliendo su ciclo generatriz.
Lo gritan las chicharras
rompiendo el mediodia,
lo gritan mis entrañas en el verde
de mi vesicula biliar.
Hoy mi higado llora
salino brota en mis ojos
mordiéndome las ganas
y el grito
por no tener en mis labios
sabor a ti.
Emilia
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Emilia Lee