Bajo el signo de abril,

con la piel a la intemperie

Escribo

Escribo porque es catártico, psicodrenante, disentérico, emético, liberador y sanador, me permite “mirar”. Lo terrenal está todo aquí y se “ve”…

Yo quiero “La Mira”

- La mujer de abril -

viernes, 4 de septiembre de 2015

De vuelta a casa


Hace un año que te fuiste y yo recién vuelvo a casa,Papá

Un año ya que no andas por estas calles, un instante o una eternidad tal vez; según los lentes con que se vea, un año de un tiempo lineal, circular, elíptico o tal vez inexistente; una paradoja, pues el tiempo aunque impalpable, deja sus huellas al pasar. Tal vez nunca sepamos realmente de que se trata, pero todos coincidimos en llamarlo tiempo, al menos eso es lo que nos han contado. 

Sea una cosa u otra, un misterio no develado; tal vez porque así debe y tiene que ser

Este año que transcurrió estuve de viaje al tiempo pasado, a mi pasado más remoto, que es decir, mi infancia. Este año no estuve aquí; me fui a buscarte a mi pasado, ese lugar de donde vengo de ti, dónde estarás siempre; este año que pasó estuve ausente del tiempo presente, me fui con una maleta vacía al pasado, pretendiendo traer muchas cosas, pero finalmente estoy de vuelta sin maleta siquiera; entendí que debí también dejarla en ese lugar.

Emociones intensas me ataron de manos y pies, velaron mis ojos, desconectaron mis sentidos y mente; mis oidos auscultaron el silencio, en cuyo fondo el vacío talló mis tímpanos hasta ensordecer mi alma.

El corazón perdió el mando y se extravió hasta henchirse de lágrimas y ahogarse, para luego; tocado el fondo, amanecer el dia de hoy en esta orilla de playa.

Tu partida la vivencié detrás de una vitrina, dentro de una caja de cristal; mirando escondida detrás de la puerta como te alejabas; la única manera que hallé para que todo pareciera ajeno a mí, para asirme a la idea de que todo aquello no era conmigo, creyendo asi no me doliera... Error

Nos domestican con una idea tan absurda de la muerte; nos han condicionado a ser una cultura de muerte, que la muerte es el final y no un tránsito más de la vida. Nos condicionan al apego, los quereres y poderes; pero nunca al amor. Que la meta es el éxito y los errores, frustración y tabú; algo de lo que no se habla. Nos educan para la competencia, no para compartir; los sentires no se manifiestan abiertamente menos el entristecerse y deprimir. Nos hacen unos egoicos enredados en nuestros cordones umbilicales.

Ha sido alquimia, este año Papá, un viaje al fondo del mortero para pisarme los dedos y escaldarme los cueros y sacar oro de mi propia escoria. 

¡El dolor es tan hermoso!

Es increíble estar de vuelta sin maletas ni souvenirs.

Me balancée en el columpio del patio una vez mas, pasée por cada rincón, escuché nuevamente palabras y frases, miré sonrisas, sentí besos y abrazos, leí cuentos, escuchamos música juntos, acaté tus regaños, me ayudaste con algunas tareas y luego dejé cada cosa en su lugar, todo limpio, sin polvo, sin apagar la luz. Finalmente cerré la puerta pero sin pasarle llave (no hay por qué) y partí de regreso, agradeciendo cada instante recordado.

Tu recuerdo debe ser esto Papá: la impronta determinante de mi presente sin nostalgia, sin apego, sin dolor. Tu amor ahora me rodea toda y abraza sin brazos, en omnipresencia me mira sin ojos, me ama sin tiempo ni espacio. ¡Qué fortuna sentirlo!
Estoy de vuelta al presente sin las maletas que tampoco necesitaré en el futuro...

Gracias por el amor en este tiempo de mi ausencia de mi, Raquel y gracias por la mayéutica, Emiliano.

Te amo Papá

Emilia


Con mi Papá (1966)


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Emilia Lee