Ilustración de Emiliano Antonioni |
Hoy no estás; ausente en mi retina,
eres tan solo un archivo, recuerdo de imágenes en formato super8, que se
proyectan frente a mí a 18 fotogramas por segundo en la pantalla virtual en la
que se ha convertido el parabrisas de mi auto.
Hoy eres pretérito que añoro, en la creencia de que el tiempo pasado juntos
fue el mejor, paradójicamente efímero y eterno, como efímera la sístole hecha
eco en cada diástole, contada una a una por el destino, acordando acompasarse a
un ritmo, intentando darse una respuesta, mas no, como quien responde a un
contrario.
¿Opuestos?
¿Complementarios?
Pum - pum ritma el corazón, el latido de los amantes; un pas de deux que
nunca logramos acompasar tu y yo, but anyway,
anyway
Voy rodando por la misma calle por la que tantas veces conduje con tu
sonrisa de niño cautivo a mi lado. En el semáforo espero por la luz verde para
echar a andar de nuevo las imágenes que esta vez corren por las ventanas
quedando atrás como un reflejo luminoso en el retrovisor.
Hoy tu ausencia inunda mis ojos de sal; una lágrima espesa brota en
mi ojo, caliente rueda mejilla abajo, la recoge mi dedo índice;
¡es una lágrima
roja!
como roja la caja de Marlboro vacía, que olvidaste en la puerta del
carro.
La guardaré a manera de fetiche y
aspiraré una que otra vez buscando tu olor en su interior, para traer al
presente los recuerdos vagos del delicioso aroma a relámpagos que impregnaba nuestros cuerpos bajo las sábanas, mojándome la piel, evocando orgasmos de
alquitrán.
Hoy no estás, no hay pasado ni futuro, solo este tiempo presente a manera
de punzada de costado que por mis ojos, con una lagrima roja, se despide de ti.
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Emilia Lee