Rayando
el día
regresamos
de los confines del tiempo,
de
un tiempo de No tiempo
que
nos coloca al filo de las cosas
al
borde de un pétalo de rosa
en
una gota de rocío
a
punto de caer.
Rayando
el día
nos
hallamos con la sorpresa
de
la Luna ante el Sol,
quien
la contempla con embeleso
cuando
desnuda aún intenta ocultar
el
borde de su pezón.
Rayando
el día
regresando
de los confines del tiempo
siento
que nos hemos amado siempre
y
que al encontrarnos y mirarnos
nos
descubrimos
al
borde de las pupilas.
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Emilia Lee