Al
borde del risco,
bajo
el vaivén de las sombras del sotobosque,
bailan
los dragones la danza de las almas.
Se
encuentran, se huelen,
gimen,
se abrazan;
avivando
el soplo dormido en sus gargantas.
Despliegan
sus alas, mientras sus bocas,
se
cuentan besos de sueño.
Sus
ojos se miran:
como
aguas de mar, como aguas de río,
rimando
la luz y el latido.
En
la penumbra, a medio sol,
una
mariposa vuela,
y
en su vuelo
su
corazón canta.
¡Que sensibilidad amiga mía!!
ResponderEliminarEres una mujer grande, inmensa y poderosa como un dragón de antaño, sutil, efímera y bella como un dragón mariposa...
Hermosa tu alma poeta, transcendiendo el hilo de lo infinito. Orgullosa de tu camino, te celebro.
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