#Lamujerdeabril / Playa Guacuco-isla de Margarita |
La encontré a la orilla
de un sueño, de esos vívidos, tan reales e irreales a la vez, que tienes la
certeza de que estas soñando.
Iba con los pies ligeros y
la cabellera al viento, sin edad, inocente y sin argumentos; los mismos los
dejó en la otra orilla del sueño. Su mirada llena de golondrinas que subían
desde su pecho, salían a beber agua cuando me crucé en su camino. La reconocí al
escuchar su respiración, como un déja vú o una vieja canción, estaba
frente a mí La Mujer Salmón
Su andar era una suerte de vuelo, sus pies descalzos mojaba en las olas, mientras
sonreía a las caracolas. Como un salmón a contracorriente llevó más de media
vida, más condicionada que convencida; hipotecando a conciencia sueños,
ansias y versos, que dejó guardados en algún rincón, vericueto o laberinto junto
a todas sus metáforas, y que ahora desenterraba de entre la arena mojada.
Pronto llegó la noche con su
velo luminoso y de estrellas vestida, la vi dirigirse al mar; en la orilla alzó la vista y un hermoso dragón apareció en el cielo, al que agitando
sus brazos gritó:
- !Dame de beber mandrágora dragón de fuego
Y llévame a los confines
del tiempo!
Entregándole su cuerpo desnudo, salado y lunático.
Fue un instante fugaz, ingrávido
y eterno; remontando el mar, los vi alejarse cada vez más y más, haciendo el
amor en las crestas de las olas hasta hacerse un punto uniendo tierra y cielo, copulando
en el horizonte.
Iba la Mujer Salmón,
libre, feliz, la última vez que le vi; asida a las alas de su dragón de fuego, en
carcajadas danzando, estallando en mil pedazos, pulverizada en átomos, alucinada
en orgasmos, ascendiendo sin vértigo como un rayo al mismísimo centro de la
galaxia; pariendo un sinfín de supernovas, cometas fugaces y soles entre las lunas
de otros cielos.
#Lamujerdeabril