Se ahogó la voz del último
Chamán
y con él, el eco en los
farallones
el bosque está mudo
los árboles lloran sus hojas
no sopla el viento en los
arenales
Se decretó sequía
no hay quien dance a la
lluvia
los pájaros visten sus plumas
de negro
el aire huele a orfandad
Hoy el Chamán ofrenda a la
tierra sus huesos
lo llevan en procesión las
hormigas
le tejen una mortaja las arañas
están de duelo los amuletos
Sin ritual ni magia ha
perdido el hechizo la vida
la luna mengua
el sol se eclipsa
las nubes en lo alto se
abrazan
tiñendo de gris el cielo
El dolor congrega a las
ranas
lágrimas saltan de sus
mejillas al rio
y se hace nostálgico el
cauce.
Su último hálito mana una
nueva constelación sideral
con miles de estrellas
nacientes
cuyo brillo recuerda el del
sol
del ocaso de los Chamanes
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Emilia Lee