Corrí media vida tras mi Magdalena Proustiana, buscando el refugio de las horas felices: "el del olor a salitre de la orilla del mar de mi infancia", recuerdo recurrentemente evocado, que me arrancó por siempre, mis mas profundos suspiros de nostalgia en la remembranza de un tiempo feliz del cual estuve abducida por largos años. "Olor a salitre" que remueve mis entrañas y hace saltar de júbilo mi corazón, agradeciendo los besos del viento en mi cara y mi cabello despeinarse de alegría al viento, que es decir SENTIR QUE ESTOY VIVA!....
Y comienzo diciendo que "corrí media vida" porque en esta media nueva vida que comienza, me como mi magdalena día a día en tiempo real y presente viviendo en la isla de Margarita, entre las olas del mar caribe, con el sol y la luna que en su bóveda celeste me abrazan, con la sal que se confunde con mi sal en unísono en mis poros, color, calor que resuenan en mi corazón complacido donde todo es sensación y no hay mente.... Siendo fiel al camino que decidí transitar: El Camino de lo Siempre Posible.
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Emilia Lee