Tenía una pierna rota,
un ojo roto,
una uña rota;
y roto el corazón.
Las piedras y las hiedras
dejaron sin piel sus tarsos,
los tendones sin tono,
las mejillas curtidas del polvo del camino
dejaron sin piel sus tarsos,
los tendones sin tono,
las mejillas curtidas del polvo del camino
El humor acuoso de su ojo roto brotaba
y un festín de hormigas, se hacían de las retinas y los recuerdos;
sus cabellos, hebras pajizas en rebelión
Sus dedos eran microsistemas de bacterias
aerobias
copulando sin cesar, entre los pulpejos
Su corazón
sin aurículas;
un ave sin alas
de vuelo mudo y tardo.
Sus pezones secos, descoloridos
jamás probaron saliva humana.
Su vagina nunca abrigó
trémula carne en erección
Su lengua tenía la saburra
de las palabras vanas
de la mentira oportuna
para cada ocasión
Era una muñeca rota
Una pierna rota,
Una uña rota
Un grito sordo
ausente de amor.
Poema que arrastra brebajes del pasado, que navega descuidadamente entre el abismo y la pena. excelente, emana mucha fuerza. Abrazos, dragón de agua
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