y aprendo a leerla
por el lado del revés,
de adentro a afuera.
Me escurro
de adentro a afuera.
Me escurro
por sus ojitos despepitados
y entro.
Veo su corazón
Veo su corazón
rompiendo el mío,
y me desmorona el alma...
Huyo,
y cuando llego a los ojos para salirme,
quedo ahí bogando,
ahogándome,
atrapada en un precipicio que salto.
Cuando salto,
y me desmorona el alma...
Huyo,
y cuando llego a los ojos para salirme,
quedo ahí bogando,
ahogándome,
atrapada en un precipicio que salto.
Cuando salto,
dejo atrás al mundo
bajo la piel amada,
entonces muero
entonces muero
viéndole ondular por paredes
que no son las del estanque del viejo lagarto
que hasta ayer dormía
sobre sus aguas.
que no son las del estanque del viejo lagarto
que hasta ayer dormía
sobre sus aguas.
...la piel del viejo lagarto
yace flotando
yace flotando
sobre las aguas
del estanque sombrío
mientras decidido y ondulante
mientras decidido y ondulante
se atreve a seguir su luz,
hasta aproximarse
hasta aproximarse
y fundirse con ella.
Emilia, 2006
Emilia, 2006
me encantan tus palabras y amo a los tuqueques. Sí te acercas puedes sentir su latir!
ResponderEliminar