Y aquí Dios dijo
Árbol,
posando sobre el
sustrato generoso una tierna raíz,
Y susurrándole al oido le dijo:
Te nombro árbol, hijo mío.
Anda!, adéntrate profundo, ánclate más allá del mar, te he hecho para trascender
Te nombro árbol, hijo mío.
Anda!, adéntrate profundo, ánclate más allá del mar, te he hecho para trascender
Ve, abrázate fuerte
a la tierra, en mística comunión.
Fuertes serán mañana
tus ramas, estación de amoríos, nido y descanso a los pájaros que vengan a
contarte su terredad.
Crece en infinito
verde, regalando mil tonalidades; que tus frutos calmen las bocas vacías y con
sed.
Que tu sombra sea la
estera donde ronde la alegría de los juegos infantiles.
Que tu tronco sea el
testigo de pactos de Libertad.
Que la brisa entre
tus hojas sirva de arrullo a los amantes.
Que tu presencia sea
referencia de sabiduría a la humanidad.
Ve árbol y puebla a
la tierra toda
y en tu laboratorio de clorofila alimenta al soplo, hálito de vida.
Bordea ríos y lagos, aduéñate de montes y valles,
viste a tu paso a las montañas, silente guerrero de luz.
y en tu laboratorio de clorofila alimenta al soplo, hálito de vida.
Bordea ríos y lagos, aduéñate de montes y valles,
viste a tu paso a las montañas, silente guerrero de luz.
Que nadie ose
atentar contra ti, perturbar la armonía ni el orden divino.
Que nadie interrumpa
tu ciclo, transgreda el verde, desbalance el equilibrio.
Que ninguno de los
tuyos, que son míos, caiga derribado al suelo.
Ningún albedrio
venga a ti en mi nombre a cambiar lo establecido, mi más grande obra; Tú
Y Dios dijo árbol,
sí; hijo de entraña celeste de la madre tierra.
#Lamujerdeabril
Acacia o Flamboyant de mi jardin/ Emilia Lee |
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Emilia Lee